lunes, 23 de marzo de 2015

LA MORAL


ORÍGENES

Moral es una palabra de origen latino, que proviene del términos moris (“costumbre”). Se trata de un conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona o de un grupo social, que funciona como una guía para obrar. Es decir, la moral orienta acerca de qué acciones son correctas (buenas) y cuales son incorrectas (malas).
Según otra definición, la moral es la suma total del conocimiento que se adquiere sobre lo más alto y noble, y que una persona respeta en su conducta. Las creencias sobre la moralidad son generalizadas y codificadas en una cierta cultura o en un grupo social determinado, por lo que la moral regula el comportamiento de sus miembros. Por otra parte, la moral suele ser identificada con los principios religiosos y éticos que una comunidad acuerda respetar.

HISTORIA

En occidente han sido particularmente importantes la concepción moral de las religiones como el judaísmo, el cristianismo y el islam. En Oriente el confucianismo o el budismo también han ejercido un fuerte influjo en el núcleo moral de sociedades asiáticas.
Si bien es frecuente remontar la reflexión moral occidental, a lo dicho por las escuelas grecorromanas, donde la moral se enseñaba en forma de preceptos prácticos, la reflexión moral fue particularmente importante en la antigüedad egipcia a juzgar por la gran cantidad de textos de carácter moral que han sobrevivido. En la antigüedad grecolatina, se elaboraron numerosos textos tales como las Máximas de los siete sabios de Grecia, los Versos dorados de los poetas de Grecia; o bien en forma de apólogos y alegorías hasta que después se revistió de un carácter filosófico.
Los antiguos romanos concedían a las mores maiorum (‘costumbres de los mayores’, las costumbres de sus ancestros fijadas en una serie continuada de precedentes judiciales) una importancia capital en la vida jurídica, a tal grado que durante más de dos siglos (aproximadamente hasta el siglo II a. C.) fue la principal entre las fuentes del Derecho. Su vigencia perdura a través de la codificación de dichos precedentes en un texto que llega hasta nosotros como la Ley de las XII Tablas, elaborado alrededor del 450 a. C.

VALOR DE LA MORAL

La moral solo puede surgir y desarrollarse con las costumbres y valores elegidos por el hombre de su tiempo. No debemos descartar las múltiples formas morales de relacionarse con otras culturas y además, con la necesidad humana o costumbre de creer en un ser superior, por lo que la moral presenta también y acercamiento con la religión, en su afán de explicar la esencia de la vida. Sin embargo, la moral tiene un particular enfoque; es el conjunto de costumbres (buenas/malas) presentes en una sociedad. Esto es lo que hace diferente a un pueblo de otro. Desde que el hombre empezó a reflexionar en sí mismo, se dio la conciencia moral. Primero surgió el hecho de la conciencia del yo (identidad) y luego la conciencia de los actos (buenos o malos).

MORAL Y OTRAS FORMAS DE COMPORTAMIENTO

Los seres humanos tienen diferentes tipos de comportamiento dependiendo de sus relaciones con el mundo exterior y entre los propios hombres, y también de acuerdo a la diversidad de sus necesidades.
El hombre diversifica sus comportamientos dependiendo de dos cosas, la primera es dependiendo del objeto con el que entra en relación como por ejemplo la naturaleza, las obras de arte, Dios, los otros hombres, etc.; y la segunda es según la necesidad que se trata de satisfacer como por ejemplo la de producir, conocer, comunicarse, etc. La relación que tengan las diferentes formas de comportamiento de los seres humanos depende de las condiciones históricas, estas condiciones determinan el comportamiento que una persona adopta en cierto tipo de sociedad y en una época dada.
Dependiendo de la época se determina cual es la relación dominante entre los diferentes tipos de comportamiento, es decir, en ciertas épocas la moral estuvo estrechamente ligada a la religión o en otras a la política.

LA OBLIGACION MORAL

Lejos de ser una presión originada en la autoridad, en la sociedad, en el inconsciente o en el miedo al castigo, la verdadera obligación moral es la presión que ejerce la razón sobre la voluntad.
Características de la obligación moral
1.         Es más que presión externa: Es muy común hablar de obligación cuando se siente una presión externa, que de algún modo está coaccionando para que el sujeto actúe en determinado sentido. Decimos, por ejemplo, que fulano se vio obligado a renunciar a su empleo en vista de las continuas críticas que le hacía su jefe; o que zutano estudia Medicina obligado por sus padres.
El valor moral sólo se inscribe en los actos libres, y, en la medida en que falta libertad en un acto, se pierde la condición indispensable para el valor moral.
2.         No es un mero mecanismo de recompensas: Tampoco debe confundirse la obligación moral con el deseo del premio y el temor al castigo. Cuando decimos: Con esa recompensa materialmente obligaron a los jugadores a ganar el partido; o con tales sanciones estoy obligado a cumplir los requisitos de la ley, no hablamos de obligación moral.
El deseo del premio o el temor del castigo constituyen un estímulo que induce u obliga a la mayoría de la gente al cumplimiento de sus deberes. Pero esa obligación no es la auténtica obligación moral. El mérito moral necesita no sólo de la libertad, sino también de una intención recta, enfocada al bien en cuanto bien. La auténtica obligación moral no tuerce o impurifica la elevada intención de un acto honesto.

CONCIENCIA

Todo lo que hemos dicho hasta aquí, la capacidad del ser humano para comportarse moralmente, llevando a cabo actos elegidos de forma libre, reflexionados racionalmente, asumiendo la responsabilidad de sus consecuencias, etc. es gracias a que el ser humano posee lo que se conoce como conciencia moral, una capacidad exclusivamente humana que nos hace capaces de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, etc. Nuestra conciencia moral es capaz de juzgar nuestros propios actos, nos permite saber íntimamente, si actuamos bien o no, produciendo sentimientos de satisfacción o remordimientos y es la que nos hace sentirnos responsables de las consecuencias de nuestras acciones.

      Parece claro para ciencias como la Psicología que la conciencia moral existe, ya sólo por el hecho de experimentar remordimientos o satisfacción después de realizar ciertas acciones no es posible dudar de esta capacidad humana. Ahora bien, en lo que no hay acuerdo es en su origen:
  • Para unos pensadores, llamados naturalistas, la conciencia moral forma parte de la propia naturaleza racional humana, la cual es capaz de reflexionar sobre sus propios actos, valorarlos y darse a sí misma normas de conducta. Desde este punto de vista, nacemos ya con ciertas inclinaciones hacia lo bueno o lo malo, etc.
  • Para otros, los llamados convencionalistas, la conciencia moral se van formando poco a poco a lo largo de la vida como resultado de la influencia de la factores sociales como la familia y la educación o los amigos, políticos, económicos, los medios de comunicación, etc.
    Desde esta postura, pues, no nacemos buenos o malos "por naturaleza", sino que lo vamos aprendiendo y haciéndolo parte de nuestra personalidad, poco a poco. Este desarrollo moral, sería común a todos los seres humanos, independientemente de la sociedad o de la época en que han nacido, es, ante todo, una cualidad específicamente humana, como lo es la racionalidad o la capacidad de elegir libremente, cualidades que nos diferencian del resto de animales

DEBER

El deber supone una obligación, frente a otra parte, que por el contrario, tiene un derecho. El deber puede adoptar diferentes formas de obligaciones, de acuerdo al ámbito con el cual esté relacionado: moral, jurídico, tributario, financiero, social, por citar sólo algunos de ellos. En la mayoría de los casos, el incumplimiento del deber recae en una sanción, multa o castigo para la persona que poseía la obligación, y de acuerdo a la magnitud del deber no cumplido, será la magnitud de esas consecuencias.
El deber moral es aquel que está ligado a los comportamientos o actitudes humanas respecto de la escala de valores y antivalores. Es una especie de presión que la razón ejerce por sobre la voluntad. “Por más que yo quiera hacer esto, DEBO hacer esto otro, porque la obligación moral me lo exige”. La obligación moral representa la acción basada en valores positivos y correctos por sobre la acción humana basada en anti valores, esencialmente negativos e incorrectos.

CONDICION MORAL DEL HOMBRE

La dimensión moral del ser humano  
      Una acción humana para ser considerada de tipo moral tendrá las siguientes características:
·         es aquella que se realiza, ajustándose a un código o conjunto de normas y valores morales, las cuales designan lo que debe ser considerado como moralmente bueno o malo, egoísta o generoso, etc. Más adelante veremos en qué consiste un valor y una norma moral.
·         Este código moral no debe ser impuesto por la sociedad a las personas, sino que el individuo lo debe poder elegir libremente, por ejemplo, yo debo ser libre de elegir si acepto moralmente la eutanasia o no, no se me puede imponer mi forma de valorar ciertas cuestiones. Por este motivo, la moral es, sobre todo, una cuestión individual. Podemos definir la libertad como la capacidad de la voluntad humana para elegir y decidir.
·         El hecho de ser libre cuando actúo, es de total importancia a la hora de ser valorada moralmente una acción porque, si la realizo libremente, entonces soy responsable moral de lo que hago y de lo que dejo de hacer. La responsabilidad, es la obligación de responder acerca de nuestros actos. En este sentido, si las acciones de una persona se ajustan a las normas morales existentes en una sociedad, se la considera moralmente buena, etc. pero, si por el contrario, una persona conoce las normas y valores morales de una sociedad y, a pesar de ello, las transgrede, entonces estamos ante un individuo inmoral.
·         Llegamos así, a una condición fundamental para que podamos juzgar si un individuo actúa moralmente bien o no, que sepa lo que hace, sólo de esta forma, podemos decir que actúa libremente y que, por lo tanto, es responsable de sus actos.
·         Efectivamente, a diferencia de los animales, que actúan movidos por sus instintos, el ser humano es un ser moral precisamente porque es racional, es decir, cuando actúa, sabe lo que hace, elige entre varias posibilidades de acción o los medios para conseguirlo, se propone un fin concreto, analiza y valora los pros y los contras, juzga, si le conviene o no, es incluso capaz de prever con anticipación las posibles consecuencias o resultados, etc. En conclusión, cuando una persona actúa racionalmente y lo hace, además, libremente, es por ello que podemos aplicarle valores morales a su acción (generoso o egoísta, justo o injusto, etc.).
·         Dado que las personas no viven aisladas, sino que son ciudadanos de una comunidad, no sólo son responsables de sus propios actos y para consigo mismos sino, también, de su repercusión en las personas con las que convivo. Por ello, la moralidad tiene también una dimensión social.
·         Nacemos en una sociedad que posee una serie de normas, creencias, ideas, valores, prohibiciones, pautas de conducta, etc. que caracterizan su forma de vida. Nuestras acciones morales se dan en sociedad, en nuestra convivencia con los demás, quienes las aprueban o las rechazan en función de estas normas y valores válidos para todos. Por ello, el ser humano necesita convivir con los demás para desarrollarse como ser moral. No obstante, como ya hemos dicho, el individuo debe interiorizarlas, es decir, debe reconocerlas como suyas, no como algo impuesto desde fuera, de modo que las cumpla de modo libre, conscientemente y habiéndolas pensado racionalmente.
      Nos encontramos, en conclusión que, a diferencia de los animales que se rigen por unas pautas instintivas que no les permiten elegir su modo de actuar, el ser humano, por el contrario tiene libertad de acción, esto es, puede elegir y decidir por propia voluntad, cómo actuar. Esta libertad no es total, está condicionada por su naturaleza genética y por el medio sociocultural, la época y el lugar en el que vive. Pero aun así, le queda bastante libertad para decidir racionalmente cómo actuar, lo cual, le convierte en responsable moral de sus actos.
      Finalmente, decía el filósofo griego Aristóteles que "la virtud moral es un hábito" ¿qué quería decir?. Veamos, un hábito es un comportamiento que se repite, una forma de actuar estable. Según Aristóteles, "un solo acto no hace a uno virtuoso", es decir, una persona no se convierte en generosa porque un día dé limosna a un necesitado o sincera porque un día dijo la verdad. Por el contrario, la virtud moral hay que conquistarla en el día a día, habituándose a actuar bien, repitiendo actos generosos o sinceros y es, este hábito, lo que me convierte en una persona buena, sincera, honrada, etc.
      Pero esta actitud permanente a actuar bien no es fácil de conseguir, requiere:
·         conocer lo que se debe hacer
·         y tener voluntad para hacerlo

No hay comentarios.:

Publicar un comentario